Entre aulas, murallas y amistades: Un viaje a Tsinghua University, Beijing

Arturo Álvarez de la Torre Sequeiros
Estudiante de Ingeniería Empresarial e Ingeniería de la Información – Universidad del Pacífico
Mi participación en el Summer School de la Universidad de Tsinghua en Beijing, durante julio de 2025, representó una de las experiencias más transformadoras de mi vida universitaria. Tenía grandes expectativas antes de partir, pero lo que encontré superó cualquier idea previa: un espacio donde lo académico y lo personal se entrelazaron, y donde descubrí no solo nuevas herramientas de aprendizaje, sino también una visión más amplia del mundo y de mi propio futuro profesional.
Desde el inicio, el programa se presentó como un reto enriquecedor. Durante dos semanas intensivas llevé cursos como International Logistics & Supply Chain, Smart Production Systems, System Reliability & Predictive Maintenance y Chinese Industry Studies. Cada clase abría un universo de conocimientos, siempre abordado desde un enfoque práctico y global. En Logistics & Supply Chain, por ejemplo, discutimos cómo China ha logrado consolidarse como un eje fundamental en el comercio internacional gracias a su infraestructura y políticas de integración. Lo interesante fue que no se trataba de teoría abstracta: los profesores usaban ejemplos de casos reales y tendencias actuales, lo que me permitió conectar de inmediato con temas que he estudiado en la Universidad del Pacífico y visualizarlos en un contexto internacional.
El curso de Predictive Maintenance fue otro de mis favoritos. A través de modelos y ejemplos, aprendí cómo la confiabilidad de sistemas industriales puede gestionarse con datos, un área que combina lo que estudio en Ingeniería Empresarial e Ingeniería de la Información. Estas discusiones me hicieron reflexionar sobre el enorme potencial de aplicar analítica avanzada y mantenimiento predictivo en sectores clave del Perú, donde la digitalización aún está en desarrollo. Fue inspirador ver cómo la teoría se vincula con aplicaciones concretas que transforman industrias.
Fuera del aula, el programa estaba diseñado para ofrecernos un contacto directo con la cultura china. Recorrer la Gran Muralla y la Ciudad Prohibida fue mucho más que turismo: me permitió comprender el trasfondo histórico y cultural que sostiene la disciplina, la resiliencia y la visión de largo plazo que caracteriza al pueblo chino. Asimismo, los talleres de actividades tradicionales —como caligrafía y música— nos dieron la oportunidad de experimentar en primera persona el valor que ellos otorgan a la preservación de sus raíces. Incluso la gastronomía, que inicialmente me generó cierta curiosidad, terminó siendo una parte esencial de la experiencia: cada comida se convirtió en una puerta para conocer costumbres y sabores completamente distintos a los de nuestro día a día en Lima.
Un aspecto invaluable fue la convivencia con los demás estudiantes. Éramos un grupo diverso, con compañeros de países como India, Alemania, Vietnam, Brasil y Corea, lo que generó un ambiente multicultural en el que cada conversación era un aprendizaje. Recuerdo especialmente un trabajo en equipo en el que discutimos sobre cadenas de suministro en distintos continentes: mientras una compañera india hablaba de la digitalización en Asia, otro brasileño compartía las dificultades logísticas en Sudamérica, y yo podía aportar con la experiencia del contexto peruano. Estas dinámicas me enseñaron que la colaboración intercultural no solo enriquece los proyectos, sino que también fortalece habilidades blandas como la comunicación, la empatía y la capacidad de negociación.
Las amistades que surgieron de esos días también forman parte del valor más profundo del viaje. Más allá de las clases y actividades programadas, hubo noches de conversación espontánea en las residencias, donde compartimos música, costumbres y aspiraciones. Una de esas noches comprendí que lo más importante de estas experiencias es la capacidad de descubrir puntos en común con personas que, en apariencia, tienen realidades muy distintas. Ese aprendizaje humano, más allá de cualquier teoría, es lo que realmente construye una mentalidad global.
Otro elemento que marcó la experiencia fue la posibilidad de observar cómo funciona un campus universitario de talla mundial como el de Tsinghua. La infraestructura, los laboratorios, la organización y el espíritu de innovación que se respiraba en cada rincón me motivaron a pensar en cómo universidades peruanas como la nuestra pueden seguir dando pasos hacia la internacionalización y la investigación de frontera. Ver cómo estudiantes y profesores trabajan juntos en proyectos de impacto real me inspiró a seguir apostando por iniciativas que combinen conocimiento académico con soluciones prácticas para la sociedad.
Al volver a Lima, reflexioné sobre lo vivido y confirmé que este viaje no fue simplemente un intercambio académico, sino una experiencia que amplió mis horizontes personales y profesionales. A nivel académico, consolidé aprendizajes clave en supply chain, sistemas productivos y mantenimiento predictivo, que me servirán en mis futuras investigaciones y proyectos. A nivel personal, aprendí a adaptarme a un entorno completamente distinto, a abrirme a nuevas culturas y a construir redes con personas de todo el mundo.
Hoy estoy convencido de que experiencias como esta son fundamentales para nuestra formación como estudiantes y futuros profesionales. En un mundo cada vez más interconectado, entender la cultura, los valores y las dinámicas de países como China no es un lujo, sino una necesidad. Por eso, agradezco profundamente a la Universidad del Pacífico y al CECHAP por brindarme la oportunidad de participar en este Summer School.
Invito a mis compañeros a no dejar pasar estas oportunidades. Es cierto que implica salir de la zona de confort, pero justamente ahí es donde se encuentra el crecimiento. Mi paso por Tsinghua no solo me permitió sumar conocimientos y amistades, sino que me dio claridad sobre cómo quiero aportar desde mi carrera al desarrollo del Perú en un mundo globalizado. Estoy seguro de que estas dos semanas en Beijing serán una de las experiencias que más marcarán mi trayectoria universitaria y profesional.