Los gestos de China en el Foro China-CELAC

27 mayo, 2025

Antonio José Pagán Sánchez
Investigador del Centro de Estudios sobre China y Asia-Pacífico
Universidad del Pacífico (Lima, Perú)

La IV Reunión Ministerial del Foro China-CELAC, celebrada en Pekín la semana pasada, volvió a poner de manifiesto la importancia concedida a la región por parte del país asiático y su utilidad para potenciar su poder blando. Éste consiste en la capacidad de influir en otros mediante la atracción y la persuasión, a diferencia del poder duro, que se basa en la coacción y el uso de recursos militares o económicos.

Esta reunión ha marcado el 10º aniversario de la I Reunión Ministerial, sin que haya supuesto un gran cambio con respecto a las ocasiones anteriores. Por otro lado, aunque las delegaciones que tuvieron un mayor nivel de representación política fueron las de Brasil, Chile y Colombia, encabezadas por sus respectivos presidentes, Perú ha sido uno de los países beneficiarios de uno de los anuncios más destacados de la reunión. Éste ha consistido en la exención de visados para los ciudadanos de algunos países latinoamericanos (Argentina, Brasil, Chile, Perú y Uruguay), que a partir de junio podrán ingresar a China sin visa por hasta 30 días.

La medida se integra dentro de una política que China viene implementando desde 2023 para atraer el turismo internacional de determinados países en un contexto de ralentización de su economía. Por otro lado, más allá de facilitar el turismo y los intercambios culturales, sirve para reforzar la narrativa de una China abierta y comprometida con la región, especialmente en un contexto de mayor asertividad por parte de la administración estadounidense. Además, China también ha anunciado la promoción de los intercambios culturales y el impulso a proyectos sostenibles y a la cooperación para el desarrollo.

Las declaraciones del lado chino también han mostrado su interés por hacer que el foro sirva para reforzar su propia imagen frente a la de Estados Unidos, en un contexto de tensiones políticas y comerciales y de creciente desplazamiento económico de Washington por parte de Pekín en la región. Así, en velada referencia a Donald Trump, Xi Jinping afirmó durante su discurso inaugural que “el acoso y el hegemonismo sólo conducen al autoaislamiento”, reforzando la idea lanzada horas antes por el canciller chino Wang Yi de que América Latina “no es el patio trasero de nadie”.

La ralentización económica que atraviesa la economía china también ha quedado de manifiesto en las promesas de cooperación económica realizadas desde el lado chino. Así, la línea de crédito de 9.200 millones de dólares anunciada por China ha sido inferior a los 20.000 que prometió una década atrás para facilitar la inversión china en proyectos de infraestructura en América Latina. Resulta llamativo que esta cifra no haya aumentado teniendo en cuenta el contexto actual de rivalidad sinoestadounidense. 

Finalmente, en términos de inversión en el extranjero, Pekín cuenta con la ventaja de la envergadura de sus empresas estatales, sobre las que las autoridades chinas disponen de una influencia que Estados Unidos y sus aliados europeos no tienen sobre las empresas privadas de sus países. Un ejemplo de inversión por parte de una empresa estatal china es, sin ir más lejos, el Puerto de Chancay, en el que COSCO tiene una participación del 60%, y que es visto críticamente desde Estados Unidos. Está por ver si la ruta “de Chancay a Shanghái” puede materializarse sin generar una reacción negativa por parte de la nueva administración estadounidense.

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