¿Por qué las películas chinas no logran el éxito internacional?
Por: Te lo cuento fácil - Diario Gestión | 14 marzo, 2024
Artículo periodístico escrito por Joaquín Suazo, alumno de la carrera de Humanidades Digitales; y Matías Rivas, alumno de la carrera de Finanzas de la Universidad del Pacífico.
En los últimos tiempos, el cine asiático ha tenido gran éxito a nivel mundial y en América Latina. Los aficionados de nuestra región disfrutan de las producciones japonesas y coreanas que estrenan en los cines o en las plataformas de streaming. Películas como Drive My Car (Japón, 2021) y Parásitos (Corea, 2019), ambos ganadores de premios Oscar, son aclamadas por la crítica y los amantes del cine en Latinoamérica como a nivel mundial. Sin embargo, hay un país de Asia que produce más películas anualmente que Japón y Corea juntos, y con grandes ingresos en su box office, cuya producción sin embargo es poco conocida o apreciada en nuestra región: La República Popular de China.
Dada la cercanía de los premios Óscar 2024, observamos la participación asiática en esta gala. Desde la invención de los premios de la Academia en 1929, Japón contaba hasta este año con 19 nominados y 2 ganadores. En la gala de premios del 10 de marzo también cosechó grandes éxitos, ganando un Óscar las películas Godzilla Minus One y El niño y la garza. Por su parte, Corea marcó precedentes con los premios de mejor película del año y mejor película extranjera en 2019. En cambio, en el mismo lapso temporal, China cuenta con solo dos nominaciones y ningún premio Oscar registrado.
Este fenómeno es digno de análisis, pues el gigante asiático presenta el segundo más alto ingreso por box office a nivel mundial (2021) con 9,300 millones de dólares, 6,900 millones de dólares más que la nación del sol naciente y 7,700 millones de dólares más que Corea del Sur. Asimismo, China ya era en 2017 el país con mayor producción de películas al año solo superado por India. A pesar de esta apabullante diferencia, la presencia internacional japonesa y surcoreana en las galas de premios y los cines a nivel mundial es mucho mayor que la china.
Siendo hoy la segunda economía mundial, con un enorme apoyo estatal a sus diversas industrias y actividades culturales, ¿por qué China no logra conquistar al mundo – y a nuestra región – con su importante producción cinematográfica? ¿Los gustos que hay en china son tan diferentes a los del resto del mundo? Estas son preguntas debatidas en una cantidad de foros, y si bien no hay consenso al respecto, podemos identificar un factor clave que marca la diferencia.
El factor fundamental parece ser que las temáticas chinas son más limitadas, a lo cual se suma la censura en el país. Por ejemplo, las películas de viajes en el tiempo son prohibidas en China para evitar pasar por épocas “sensibles” en la historia del país.
El contraste con Japón es notable. El país del sol naciente tiene una gran variedad de temáticas que trata en sus películas. En sus inicios, los temas de las épocas samuráis y el rol de estos guerreros en cada una de ellas era bastante explotado. Entre las películas más famosas que hacen acto de presencia en los cinéfilos están Harakiri (1962) y Seven Samurai (1954). Los samurais a su vez han tenido impacto en el cine occidental llevando a la creación de películas como Kill Bill (2003) y 47 Ronin (2013). Luego de los samuráis también se hicieron famosas las películas de artes marciales y el fenómeno nipón del karate llegó a Estados Unidos. El aprecio por este arte llevó a que abrieran tantas escuelas, tanto así que se volvió un emblema cultural de los ochenta y la película Karate Kid (1984) fue la cereza en el pastel. No obstante, no todo es acción por parte de Japón, en años recientes también hay gran presencia de películas y series (especialmente animes) que se centran en los géneros del drama, el romance y la vida juvenil.
Por su parte, Corea destaca principalmente por sus k-dramas (doramas coreanos). Estas novelas han logrado enganchar a bastantes televidentes debido a sus narrativas ligeras y entretenidas donde la mayoría mezcla la vida social coreana, el romance y los problemas cotidianos. Pero los coreanos también producen series más tensas y serias que son ejecutadas de manera excelente narrativamente. Entre las más famosas se encuentran True Beauty (2020), Sweet Home (2020) y el conocido Squid Game (2021). El éxito de Squid Game se debe a su forma de tratar distintos temas con un concepto abstracto como lo son los juegos mortales. Entre los temas prevalece la cultura del trabajo coreano donde se evidencia la desesperación de las personas por lograr el éxito tanto así que los lleva a arriesgar sus vidas. En películas de pantalla grande, los coreanos no se quedan atrás teniendo entre su repertorio al ganador del Oscar, Parasite (2019).
En contraparte con Japón y Corea, las temáticas que se pueden encontrar en las películas de China han sido mucho más limitadas. En los 80s y 90s, las pocas que tuvieron éxito internacional fueron las de artes marciales de actores como Bruce Lee, Jackie Chan y distintos monjes shaolin. Adicionalmente, estas películas no fueron producidas en China sino en Hong Kong, región que manejaba sus propias regulaciones. Argumentativamente el mayor exponente de cine hongkonés es Wong Kar Wai, el director cuyas obras producidas durante los 90s y los inicios de los 2000s se han vuelto íconos del cine global. Las películas del director destacan en sus narrativas donde por lo general se centran en torno al sentimentalismo: el amor, la melancolía, la exploración de la psique de los personajes, la soledad, la alienación y entre muchos más. Estos temas de carácter romanticista, son muy ajenos a los del cine en chino y, debido a ello, el cine hongkonés es inclusive hasta más popular que el cine chino. Por lo tanto, el éxito percibo del cine considerado chino es en verdad del cine hongkonés el cual tuvo muy buena recepción en Latinoamérica, Norteamérica y Europa.
Por otro lado, las películas que sí se producían en la República Popular de China tenían un rango más limitado de opciones temáticas. La investigación de la profesora Yang Yanling (2016) nos afirma que hubo y sigue habiendo mucha censura y regulaciones en lo que se puede incluir en las películas debido a temas políticos. Las películas evitaban incluir temáticas que estuvieran en contra de los principios del partido o que pudieran provocar conflictos por temas históricos (por ejemplo, viajes en el tiempo). También, durante varios años el cine chino se centró en el consumo doméstico, en entretener y orientar a los propios chinos.
En la actualidad, el panorama es cada vez más optimista dado que en los últimos 5 años las temáticas que China ha abarcado indican que hay un potencial de éxito internacional. Ya existen dramas chinos que están llegando a las plataformas de streaming. Así, la influencia y el soft power que puede emerger del cine y el entretenimiento audiovisual parece que ha captado el interés de China. No obstante, la falta de experiencia, de libertad y de una base de fanáticos fieles histórica hacen que China aún se encuentre lejos de conquistar los corazones de los cinéfilos extranjeros.
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